En la zona de espera estamos por allí dando pasitos y jugando tan contentos.
Pero es entrar por la puerta de la consulta del pediatra.., ver la bata blanca.. y en cuanto se le acerca a menos de dos metros, no puede menos que ponerse a llorar el pobre..
Coincide que se trata de un médico que es bastante serio y que apenas habla ni sonríe...
Sin embargo, vamos a la enfermera que es dulce, agradable y siempre charla con él o le dedica uan sonrisa, y entra encantado. Le pone las vacunas, llora apenas 2 seg y tan contento de nuevo.
Ya veis cómo influye la actitud del sanitario en el ánimo de los peques..