Dinero y ahorro, dos conceptos que hemos mamado, que nos parecían indelebles, a prueba de bomba atómica, han muerto: los bancos centrales se los han cargado de un plumazo. Al dinero, porque seguimos desconociendo la verdad de los que esconden las tripas de los bancos: no sabemos cuál será el siguiente en caer, pero sí estamos advertidos de que si tenemos la mala fortuna de ser impositores con sumas superiores a los 100.000 euros sólo tendremos acceso a esos 100.000 euros...
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