Tener unas finanzas personales sanas genera estabilidad económica, lo cual resulta en tu tranquilidad presente y tu seguridad futura.
Para dominar la administración financiera personal es necesario que comprendas los conceptos principales que te ayudarán a llevar un control de tus ingresos y egresos, a establecer presupuestos y metas de ahorro y a tomar decisiones sobre tu planeación para el retiro y tus opciones de inversión.
Estos son los temas más importantes que debes conocer:
1. Ingresos, presupuesto y ahorro
Empieza por definir el estado de tus finanzas personales identificando el monto de tus ingresos, enlistando tus obligaciones financieras (tanto gastos fijos del hogar, desembolsos por deudas o gastos inesperados como cantidades asignadas al ahorro) y elaborando un presupuesto.
2. Créditos y tasas de interés
Habrá bienes de alto costo cuya adquisición no puedas financiar en una sola exhibición, como es el caso de la compra de una casa.
En cualquier caso, es importante que conozcas la naturaleza del crédito (ya sea hipotecario, personal, automotriz o de tarjeta de crédito) para que puedas sopesar sus ventajas y desventajas de acuerdo con la necesidad que va a subsanar, la tasa de interés que cobrará y la relación costo-beneficio que marquen las expectativas inflacionarias
3. Tipos de inversiones y diversificación
Una vez que tengas ahorrada una cantidad determinada, que no necesariamente debe ser elevada, será el momento de buscar orientación sobre la mejor manera de invertirla para que te genere mayores intereses.
4. Seguros y riesgos
En la vida, todos estamos expuestos a riesgos e imponderables, desde un accidente de tráfico o una enfermedad hasta la pérdida del ingreso familiar por fallecimiento de uno de los pilares financieros.
Hay distintos seguros para ayudarte a enfrentar diferentes situaciones que pongan en riesgo tu equilibrio financiero.
5. Planeación para el retiro
Muy pocos mexicanos ahorran para el futuro, cuando debe ser una de las metas principales al poner en orden las finanzas personales.
Más allá de lo que puedas estar ahorrando e invirtiendo a través de tu Afore, considera la necesidad de hacer aportaciones voluntarias que te garanticen, tras la jubilación, un nivel de ingresos similar al que tengas mientras aún labores.