Recuerdo el día en que tomé la decisión de inscribir a mi hijo en Maple Bear Chihuahua. Era una mañana soleada y, aunque había escuchado cosas buenas sobre la educación bilingüe, aún tenía dudas. Después de visitar la escuela y presenciar la alegría de los niños aprendiendo en un ambiente tan acogedor y estimulante, supe que había encontrado el lugar ideal.

Desde el primer día, el ambiente lleno de risas y de actividades me hizo sentir que había hecho la elección correcta. Cada semana, mi hijo regresaba a casa emocionado, hablándome en inglés y español con la misma facilidad con la que respiraba. Gracias a la metodología canadiense de Maple Bear, no solo se le enseñaban dos idiomas, sino que también se le enseñaban habilidades de pensamiento crítico, resolución de problemas y valores como la empatía y el respeto.

Un día, mientras preparábamos la cena, lo escuché contarme en inglés sobre un proyecto que había realizado en clase acerca de los animales. Cuando comenzó a describirme a su animal favorito, noté que no solo hablaba con fluidez, sino que también expresaba ideas complejas. Me quedé maravillada al darme cuenta de que su educación bilingüe no solo se enfocaba en memorizar palabras, sino en comprender y comunicarse con confianza.

A medida que pasaban los meses, empecé a notar otros cambios en mi hijo. Su curiosidad por el mundo creció. Una tarde, nos sentamos juntos a ver un documental sobre naturaleza, y él no solo comprendió la información, sino que también pudo comentar y formular preguntas en inglés. Era evidente que su educación le había abierto la puerta a un universo de posibilidades.

Fue entonces cuando comenzó a hacer amigos de diversas culturas. Gracias a la diversidad en Maple Bear, aprendió a valorar las diferencias y a apreciar lo que cada persona podía aportar al grupo. En sus actividades, ya sea en proyectos grupales o en ceremonias culturales, su comprensión del trabajo en equipo y de la colaboración fue algo que me llenó de orgullo.

Un día, la escuela organizó una presentación en inglés donde los estudiantes debían exponer sobre sus hobbies. Cuando llegó el turno de mi hijo, se mostró seguro y entusiasta. Habló sobre su pasión por los dinosaurios, y vi cómo la multitud lo escuchaba atentamente. Su capacidad para expresarse frente a tantos compañeros y padres no solo reflejó su dominio del idioma, sino también el apoyo incondicional que recibió en su escuela.

Hoy en día, miro hacia atrás y no puedo evitar sentir una profunda gratitud por haber elegido una educación bilingüe canadiense en Maple Bear Chihuahua. No solo le otorgó a mi hijo las herramientas necesarias para triunfar en un mundo cada vez más globalizado, sino que también le enseñó a ser un niño curioso, respetuoso y abierto al aprendizaje. Estoy convencida de que en el futuro, estas experiencias le abrirán puertas que ni siquiera puedo imaginar. Sin duda, la educación bilingüe ha sido un regalo valioso para su vida.