Recuerdo claramente el día en que decidí dar el salto y emprender mi propio negocio de artesanías. A pesar de tener productos hechos a mano y con mucho cariño, mis ventas eran decepcionantes y mis clientes se esfumaban tan rápido como llegaban. Durante demasiadas noches, me senté en mi taller preguntándome cómo podría cambiar eso. Fue entonces cuando descubrí el email marketing y todo cambió.

Al principio, dudaba de que enviar correos electrónicos pudiera marcar la diferencia. Pero me decidí a probar una herramienta de email marketing eficaz. Al crear una lista de correos electrónicos de mis amigos, familiares y primeras clientas, empecé a enviar boletines informativos mensuales. Compartía no solo mis nuevos productos, sino también historias sobre el proceso creativo que había detrás de cada artesanía. La respuesta fue abrumadora.

No solo noté un aumento en las ventas, sino que la conexión con mis clientes también se volvió más profunda. Al ver que mis correos resonaban con ellos y recibía respuestas llenas de preguntas y comentarios, entendí que había encontrado una forma de mejorar el engagement. Ya no eran solo transacciones; estaba formando una comunidad. Aquellos correos, que al principio parecían simples, se transformaron en conversaciones significativas, donde mis clientas compartían sus historias y experiencias con mis productos.

Mirando hacia atrás, me doy cuenta de que esa herramienta no solo salvó mi negocio, sino que lo llevó a dimensiones que nunca hubiera imaginado. Ahora, mis correos son un pilar fundamental en mi estrategia, y la conexión con mi audiencia sigue creciendo.